Cuentan que en un patio oscuro de San Jerónimo habita un hombre sin cabeza. Muchas noches sale de su escondite a pasear en silencio, solo, emitiendo ruidos estremecedores, terribles.
Las noches más frías y oscuras sin previo aviso se asoma por las ventanas para asustar a la gente incrédula.
Dicen que toda persona que lo ve tiene unas terribles pesadillas y jamás vuelve a dormir bien. Una y otra vez en sueños aparece la sombra alargada de la ventana.
Los niños cuando llega la noche buscan en los patios más oscuros del barrio al misterioso hombre. Otros creen que es una leyenda inventada por los mayores para asustarles.
Pero los niños no saben que el hombre sin cabeza no se presenta a los que desean verlo si no al que tiene miedo.
Sergio Magriz, 3º Diversificación
El Hortelano quemado
Hace mucho tiempo el barrio de San Jerónimo tenía una estación de trenes. La estación se construyó en una zona de huertos. Cuentan que en plenas obras, en uno de los huertos apareció el cadáver de un hombre quemado. Desde ese día comenzaron a ocurrir cosas extrañas en la obra. Aparecían las paredes pintadas, los vigilantes oían voces, llantos y gritos de dolor. La gente que viajaba en los trenes y llegaba por la noche a
la estación de San Jerónimo escuchaba por los altavoces a un hombre hablando, era el hortelano que murió quemado.
Los habitantes del barrio cada vez estaban más asustados, no querían ir a la estación ni subir a los trenes.
Nadie sabe qué ocurrió, por qué murió aquel hombre quemado. Algunos creían que alguien le debía algo y hasta que no lograra recuperarlo su espíritu no descansaría.
Pasaron los años y seguían pasando cosas raras en la estación y en el barrio. El miedo aumentaba entre los vecinos. Al Final la estación se abandonó y dejaron de circular los trenes. Desde ese día las voces han desaparecido.
Alba Blanco, 3º Diversificación
Mujer de Blanco, Eva González, óleo, 1879 |
El rosario de la familia
Si una noche paseas por el Parque de los Azahares puedes encontrar a una mujer mayor, con el pelo recogido y vestida de blanco.
Cuentan que murió sin cumplir su último deseo, entregar a su amado nieto un tesoro de gran valor que escondió por miedo a que se lo robaran.
Era un rosario que pertenecía a sus antepasados y que las abuelas entregaban al mayor de los nietos para que la tradición familiar continuara. Este rosario tenía poderes especiales. Mantenía unida a la familia y daba suerte.
La abuela murió sin cumplir la tradición. Desde entonces su espíritu vaga por el Parque en busca de una persona a la que pueda contar dónde escondió el rosario para que lo desentierre y se lo dé a su nieto. La Señora sigue apareciendo, sus ojos cada vez están más tristes porque no puede cumplir su deseo. Si paseas una noche por el Parque de los Azahares puede que se acerque y seas tú a quien se lo cuente.
Rocío Macías. 3º Diversificación
El Cementerio Inglés
Una noche de hace mucho tiempo, una mujer pálida y vestida de negro pide a un taxista que le lleve al Cementerio Inglés de San Jerónimo.
El taxista paró frente al antiguo cementerio. La mujer antes de descender le observó con unos ojos inquietantes. El conductor en vez de reanudar la marcha, la siguió con la mirada.
De pronto, sin esperarselo, la mujer atravesó el muro desapareciendo en la oscuridad.
El conductor, nuevamente intrigado, se bajó del taxi y sin pensarlo se dirigió al lugar donde la muchacha había desaparecido. Sin previo aviso unos brazos le arrastraron por los hombros hacia el interior. Desde ese día no se sabe nada de él.
Los habitantes que viven en las cercanías del Cementerio Inglés dicen que siempre que se aproxima la fecha de la desaparición escuchan gritos terribles de hombre y susurros estremecedores. Cuentan que los gritos y susurros son del taxista y de la mujer de negro.
David Saez Castaño. 3º Diversificación
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